domingo, 18 de septiembre de 2011

Un poco de realidad (comentario al Proyecto de Ley que propone la obligación de destinar el 15% (25% luego de 10 años) del presupuesto de las universidades privadas a la investigación)


Por: Óscar Súmar, profesor de la Facultad de Derecho de la UP



La intención de este proyecto de ley (artículo 21 del proyecto 177-2011: disponible en la página web del Congreso) sería convertir a las universidades en “incubadoras de empresas”, significando que en las universidades –gracias a la investigación- se pueden crear nuevas tecnologías o conocimientos que ayuden a desarrollar nuevas empresas o volver más competitivas a las ya existentes. Eso está muy bien. De hecho, en EE.UU. la innovación es el motor del mercado, y la innovación se logra, prioritariamente, gracias a la investigación. Parte de esa investigación se desarrolla gracias al “ánimo bélico” Norteamericano, pero otra parte gracias a su sistema universitario. Tenemos, sin embargo, varias atingencias a este proyecto:



Es, paradójicamente, una medida contraria a la lógica del mercado. Tal como han sostenido Thomas Ulen y Nuno Gaurupa, pensar que la investigación en EE.UU. es mejor porque destinan más dinero a ésta es un error. Existe más dinero financiando investigaciones en EE.UU. porque sus proyectos de investigación son mejores. Aunque parezca un juego de palabras, expresa una diferencia sustancial. Entonces, la pregunta es, ¿por qué los proyectos de investigación son mejores ahí? Y la respuesta descansa –por lo menos en parte- en la estructura competitiva de las universidades norteamericanas: los puestos de profesor se consiguen y se conservan sobre la base de competencia.



En relación a esto, no podemos dejar de advertir que nos faltan más y mejores “recursos humanos” para realizar investigaciones que los empresarios quieran pagar. Para lograr eso, probablemente sería buena idea que el Estado peruano otorgase más becas para estudiar fuera. La otra alternativa, que es parecida a la que veremos en el párrafo siguiente, es crear una universidad de primer nivel en Perú (y con “primer nivel” nos referimos a estar entre las 100 mejores del mundo). Considerando que la mejor universidad peruana no está si quiera dentro de las mejores 500 (y ninguna Latinoamericana dentro de las 100), esta alternativa parece ilusoria. Aprovechar la globalización y la calidad que ya existe en el mundo es algo mucho más inteligente.



Si se da más plata a los actuales investigadores, con el sistema de incentivos actual, lo único que se lograría es tener un montón de investigaciones que no serán leídas ni de casualidad y menos aún tendrán un impacto en la realidad. Solo contribuirán a ensanchar el CV de los “investigadores” que las realicen y –con suerte- ganar un Ig Nobel.



Otro punto es que existe una obsesión con el tema de la innovación y tecnología. Si el tema es que podamos darle “valor agregado” a la materia prima, entonces ese es un tema comercial, no educativo. Si esa es la meta, la manera más eficiente de lograrla no sería produciendo nuestra propia tecnología. La tecnología para transformar materia prima ya existe. Para los empresarios podría ser mucho más barato comprarla de afuera que desarrollar nuestra tecnología a tal punto que tengamos máquinas mejores (y más baratas) que las extranjeras. Ahora, si la idea es subsidiar el desarrollo tecnológico para que los empresarios obtengan las mismas máquinas que ya se fabrican afuera a menor costo (cosa que sería bastante “mercantilista”, por decir lo menos), entonces mejor bajen los aranceles para que las importen más barato y así por lo menos nos ahorran costos… ¿O existe algún fetiche con que tengamos dos o tres científicos equiparables a los mejores del mundo?



Regresando al primer punto, sería mejor que la media de nuestra educación mejorase, para lo cual probablemente la liberalización de la educación de Fujimori le hizo más bien a Perú que cualquier reforma educativa anterior o posterior que se haya emprendido. Nunca habíamos tenido tantas universidades como ahora, aunque algunos se las arreglan para ver en esto algo negativo.



Resumiendo: las investigaciones deberían ser financiadas por las propias empresas. El enfoque de nuestras investigaciones debería tender más hacia temas donde las brechas de conocimiento sean más fáciles de cubrir: típicamente, las humanidades y ciencias sociales (tecnología o temas relacionados a las matemáticas –avanzadas- no son buenos candidatos). Una mejora de nuestros recursos humanos debería priorizar: subir la media de la educación (para lo cual la liberalización parece la mejor alternativa) y tener algunas personas de primer nivel educativo, lo cual se lograría otorgando becas para estudios en EE.UU. o UK.



No pretendo ser un aguafiestas con este comentario; solo propongo ser un poco más pragmático y realista, antes de proponer cosas que suenan bien en el papel, pero que no tienen ningún sentido…



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